Lo querían matar los iguales, porque era distinto. Si veis un pájaro distinto, tiradlo; si veis un monte distinto, caedlo; si veis un camino distinto, cortadlo; si veis una rosa distinta, deshojadla; si veis un río distinto, cegadlo... si veis un hombre distinto, matadlo. ¿Y el sol y la luna dando en lo distinto? Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir distinto de lo distinto; lo que seas, que eres distinto (monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre): si te descubren los iguales huye a mí, ven a mi ser, mi frente, mi corazón distinto. Juan Ramón Jiménez
Sueña mi corazón con océanos, montañas y fronteras que sobrevolar. Sueña con cabalgar las olas cogiéndose de los cabellos del viento y de un salto aparecer frente a ti y decirte que quiere sentir tu tacto como siente la espuma azul de la mar, para derretir así la nieve del norte.
Ya me han dicho que soy buena para nada y que el aire que respiro está de más. Me han clavado en la pared contra la espada, he perdido hasta las ganas de llorar. Pero estoy de vuelta, estoy de pie y bien alerta. Eso del cero a la izquierda no me va. No me asustan los misiles ni las balas, tanta guerra me dio alas de metal. Vuelo libre, sobrevuelo las granadas y por el suelo no me arrastro más. Ya no estoy de oferta, estoy de pie y bien alerta. Todos somos tan desiguales, únicos, originales... y si no te gusta, a mí me da igual. De lo peor he pasado y lo mejor está por llegar, creo en mí. Natalia Jiménez.
Crea mi alba, sol naciente. Haz que radie mi piel con tus rayos, lléname de tu sutil esencia. Entrégame la vida cada mañana, colma el fondo de mis brazos sin olvidar mis primorosos labios. Sol naciente, apaga las estrellas, pero guarda una que encienda mi pecho en las frías noches para que mi mundo no se percate de tu ausencia y no me quede más que la escarcha. Vistámonos de ropas brillantes.