Bueno, cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo varias cosas, emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.
Si te ofrecen rabia y desprecio y te sientes furioso, estarás aceptando su regalo.
Es mejor obsequiarse con nuestra propia serenidad.
Su rabia pasará, pero que no traten de dejarla conmigo, porque no me interesa.
No puedo controlar al resto, pero a mí sí.
Tú puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner en ti, y lo que elijas lo tendrás hasta que decidas cambiarlo.
Es tan grande la libertad que nos da la vida que hasta tenemos la opción de amargarnos o ser felices.
lunes, 31 de agosto de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Que gran verdad! y a mí me cuesta tanto callarme a veces cuando me cruzo con este tipo de situaciones...
ResponderEliminarMe gusto tu entrada y sobre todo voy a hacer lo posible por aplicar tus palabras.
Besito :)
Debemos aprender a que las ofensas nos resbalen, será mejor para todos, pero sobre todo para nosotros mismos. Aunque no es fácil...
ResponderEliminar