Es una pesadilla, se dijo una y otra vez. ¡Que no sea más que una pesadilla! De un momento a otro voy a despertarme, y papá y mamá estarán en la habitación de al lado peleándose a gritos. Me taparé la cabeza con las mantas y fingiré que no me entero. Como siempre. Pero estaré en casa y en mi cama, y sabré que no es verdad esto que está pasando..., no es verdad..., no es a mí...
Formulaba estos ruegos sin palabras, intentando desesperadamente ver las cosas como ella quería, como hacía en todas las pesadillas. Pero esta vez no le salió bien.
jueves, 18 de junio de 2015
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