Hoy me ha tocado abrir el día,
estrenar el mundo, ser el primero
de todo el edificio que sube las persianas;
ser el primero también
en recibir la luz de un lunes recién amanecido,
una luz aún suave y tímida, a punto de romper.
Hoy lo he estrenado todo:
Las cucharas de siempre son hoy cucharas nuevas
y las tazas, la leche, el cola-cao.
(Soy el primer hombre de la tierra en probar el cola-cao
y estaba bueno, sí, tiene futuro).
Me he dado una ducha y el agua ha nacido para mí.
Me he sentado en el sofá y aún olía a nuevo.
Y aquí estoy, sin nada más que hacer.
No tengo trabajo. Me pasaré el tiempo
viendo la televisión, programas que se irán creando
según los mire, y que tal vez ya existan
en mi recuerdo o en mi imaginación
(si es que hay alguna diferencia).
No pienso moverme de aquí en todo el día
o en toda la vida
(si es que existe alguna diferencia).
Y por la noche cerraré los ojos
y el mundo se apagará conmigo.
lunes, 13 de julio de 2015
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