Cierro los ojos y siento sus manos
recorrer cada espacio de mi piel con delicadeza, como si de una muñeca de
porcelana se tratara.
Siento el peso de su cabeza sobre mi pecho cada noche, y con ello, su respiración.
No olvido la forma que tiene de mirarme. Sus ojos me gritan lo que sus labios susurran.
Me hace sentir tan única...
Tiene una voz tan dulce que son melodías todas sus palabras.
Sé que es diferente al resto, tiene una esencia particular, que nunca había tenido el privilegio de captar.
Son las cualidades
que posee, su interior, su carácter, su sabiduría, sus gestos, sus pequeñas
costumbres y manías, la suavidad de su piel, la perfecta curva que forman sus
labios al sonreír, la tranquilidad que inspira con cada abrazo…
Ha dejado huella en
mí, lo ha ido haciendo con cada beso, con cada caricia, y con cada ''te amo''.
Ha hecho realidad
todos los cuentos. Se ha entregado a mí en cuerpo y alma.
Me ha enseñado a no
tirar la toalla, a estar ahí en lo bueno y en lo malo. Nos hemos superado cada
día.
Y así podría estar
día y noche, diciendo lo que hemos logrado, los obstáculos esquivados,
todo lo que me aporta, cuantas veces hemos seguido adelante...
Solamente diré que no
pienso perderle por nada en el mundo.
A su lado lo quiero
todo y nunca había estado tan segura de querer pasar el resto de mi vida junto
a alguien.
Quiero poner el mundo
a sus pies. Quiero verle despertar día sí y día también. Quiero enredarme en
sus brazos cada noche. Quiero desgastar sus labios.
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