lunes, 19 de octubre de 2015

No me rayes...

Mira, déjame, ¿quieres?
Ya sé lo suficiente de la vida como para ir por mi cuenta, no necesito a nadie más que a mí.
Tampoco necesito tu opinión, ¿no ves que no me importa?
No me digas que soy una rebelde, sólo quiero vivir mi vida y muy lejos de aquí además.
¿Intentas hacer que cambie de camino hablándome durante horas de lo que debería ser?
Si quieres programar cada paso que de, no lo conseguirás, ya soy mayorcita.
Perfectamente puedo distinguir lo que me conviene de lo que no, no necesito guarda espaldas. 
Una cosa que te quede clara, no me escondo bajos los cascos, es que no quiero escucharte simplemente.
No quiero hablar contigo, no. Lo único que haces es ponerme de mal humor con tus charlitas.
Me pondré la ropa que buenamente me de la gana, y saldré con quien quiera.



Lo que no sabía es que en unos años iba a desear no haber dicho nada de esto. 
A día de hoy, hablo a menudo con la niña idiota y macarra que era, y se alegra de que me vaya bien y me haya dado cuenta de muchas cosas, aunque lo siente por la cantidad de caponazos que hemos tenido que pegar a lo largo de nuestra corta vida.


No es más sordo y ciego que el que no quiere ver ni oír.



Unknown

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